En este artículo Khaled Barakat analiza la postura de Yemen frente a la agresión estadounidense contra Irán, resaltando la determinación yemení de defender la soberanía regional.

En un momento crucial de la confrontación entre el bando de la Resistencia y sus enemigos, las Fuerzas Armadas de Yemen anunciaron el sábado su plena disposición a atacar buques y barcos de guerra estadounidenses en el Mar Rojo, en caso de que Estados Unidos lleve a cabo una agresión militar en apoyo a la ocupación sionista contra la República Islámica de Irán.

Este audaz anuncio, hecho por el portavoz de las Fuerzas Armadas de Yemen, el general de brigada Yahya Saree, no es una mera amenaza pasajera o una declaración mediática, sino una confirmación estratégica de que Yemen, que desde hace años libra una feroz batalla contra las herramientas de la hegemonía regional e internacional, se ha convertido en punta de lanza de la Resistencia en la región y en una parte esencial de la ecuación de disuasión regional. No permitirá que las aguas del Mar Rojo se conviertan en una plataforma de agresión contra Irán o cualquier pueblo hermano o parte del bando de la Resistencia. En resumen, el pueblo de Yemen ha dicho: Yo soy el vengador de la sangre.

El liderazgo revolucionario yemení no se sorprendió por la postura estadounidense, sino que la esperaba y se preparaba para ella desde hace años. Desde el inicio de la agresión contra Yemen en 2015, quedó claro que Washington es quien dirige la guerra en realidad, proporcionando apoyo logístico, de inteligencia y político a la coalición agresora, con el objetivo de subyugar a Yemen y quebrar su voluntad. Por lo tanto, el anuncio estadounidense de sus intenciones de agredir a Irán no representa un cambio cualitativo en sus políticas, sino una continuación del mismo enfoque colonial, que se sitúa del lado de la entidad sionista y se opone a todo aquel que se niegue a someterse a la hegemonía estadounidense y occidental.

El liderazgo revolucionario en Sana’a, encabezado por el Sr. Abdul Malik Badreddin al-Houthi, ha estado en sintonía con su pueblo desde el primer día y ha sido claro en su discurso político e ideológico durante años: Estados Unidos es la cabeza de la serpiente e «Israel» es su herramienta en la región, y cualquier confrontación con uno de ellos significa, en la práctica, una confrontación con el otro. De ahí que la preparación yemení para la escalada no sea algo repentino, sino parte de una visión estratégica yemení que considera la batalla en su conjunto y ve en la unidad de los frentes una fuerza multiplicada frente al enemigo común.

Las Fuerzas Armadas afirmaron en su comunicado: «Cualquier ataque estadounidense conjunto con (Israel) contra Irán se considera una agresión directa contra la nación, destinada a imponer la hegemonía sionista en la región y confiscar la libertad e independencia de sus pueblos». Estas palabras resumen la postura yemení de resistencia: No hay neutralidad en la batalla por la dignidad y la soberanía, ni renuncia a los principios por los que el pueblo yemení ha derramado la sangre de miles de mártires.

Yemen, que enfrentó una coalición agresora liderada por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos bajo la supervisión directa de Estados Unidos, ha demostrado que no es un escenario para saldar cuentas, sino un actor importante en la ecuación regional. Hoy, este pueblo revolucionario reafirma que su batalla es la misma que la Palestina, Irán, Líbano y todo pueblo libre que rechace la hegemonía occidental, la normalización y la ocupación.

El frente de la Resistencia: Cohesión a pesar de los golpes y sacrificios

A pesar de los fuertes y sucesivos golpes que han recibido los frentes de la Resistencia en Gaza, Líbano, Siria e Irak, el bando de la Resistencia sigue siendo fuerte y cohesionado, sin perder su brújula ni su voluntad. Incluso, podría decirse que estos golpes lo han templado, han elevado su nivel de coordinación y han unificado aún más sus múltiples frentes en torno a un objetivo claro: quebrar el proyecto sionista-estadounidense e impedir su victoria en cualquier frente. El enemigo apostó por desmantelar este bando a través del asedio, los asesinatos y las guerras, pero hoy se enfrenta a un frente unido, en el que la resistencia avanza a pesar de las heridas, desarrolla sus capacidades a pesar del asedio y aumenta su popularidad a pesar de las campañas de difamación y hambruna.

Estados Unidos y la entidad sionista están aislados, no al revés

Y aunque los medios occidentales difunden que Irán y sus aliados se encuentran en un aislamiento internacional, la realidad que se revela sobre el terreno dice exactamente lo contrario: Estados Unidos e «Israel» son quienes se encuentran hoy solos a la intemperie, tropezando frente a los pueblos de la región y sus fuerzas vivas. La mayoría de los pueblos árabes e islámicos, si no todos, se sitúan hoy -aunque en silencio- junto a Yemen y la Resistencia, viendo en la batalla en curso una extensión de su propia lucha por la soberanía, la liberación y la dignidad. En cuanto a los regímenes de normalización, apenas pueden ocultar su desconcierto y temen que las masas exploten en su contra en cualquier momento. En este escenario, Yemen avanza con confianza, no como un frente aislado, sino como la voz del vencedor, que cumple lo que dice, enviando su voz, su fuego y sus mensajes al Mar Rojo y más allá.

Con esta postura firme, Sana’a envía un mensaje disuasorio directo, no solo a Washington y Tel Aviv, sino a todas las capitales de la agresión que aspiran a formar parte de la alianza sionista-estadounidense en su nueva guerra contra los pueblos de la región. El ataque contra buques estadounidenses en el Mar Rojo -si estalla la guerra- no será una acción aislada, sino parte de una respuesta colectiva unificada en todos los frentes, desde Yemen hasta Irak, y desde Líbano hasta Gaza.

Y como Sana’a es consciente de que el equilibrio de poder no se mide solo por el número de aviones y misiles, sino por la voluntad de los pueblos y su disposición al sacrificio, entra en esta etapa con una mayor confianza en su capacidad de resistencia y en que la victoria será aliada de quien defienda la dignidad e independencia de la nación.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos intentó convertir el Mar Rojo en un paso seguro para sus flotas y buques de guerra, que siembran la destrucción y el caos en la región. Pero después de hoy, este mar ya no es el patio trasero del Pentágono. La experiencia yemení de atacar buques israelíes, estadounidenses y británicos en el período reciente ha demostrado que la voluntad revolucionaria es capaz de cambiar las reglas del juego, incluso frente a las mayores potencias mundiales.

La voluntad de un pueblo que cruza el río hacia la verdadera independencia

No es casualidad que la postura yemení, anunciada el sábado, llegara en forma de declaración militar y como una expresión sincera de la voluntad de un pueblo que ha decidido cruzar el río de sangre hacia el futuro, sin temer a los sacrificios ni a las amenazas, fijando su mirada en un único objetivo: la liberación, el renacimiento y la verdadera independencia. Es la postura de un pueblo original que ha asimilado las lecciones de la historia y se ha negado a ser un actor  marginal en las ecuaciones regionales o un seguidor de los proyectos de hegemonía.

Con esta postura, el Yemen revolucionario -pueblo, ejército y liderazgo- renueva su juramento de estar donde debe estar: en la vanguardia de los pueblos libres y en el corazón de la batalla, de pie en la línea de fuego, aunque huérfano y solo. Esta postura yemení es una advertencia explícita a Washington: Cualquier implicación directa en la guerra contra Irán no quedará sin respuesta. Y las flotas estadounidenses deben reconsiderar bien sus cálculos, porque el Mar Rojo podría convertirse en otro atolladero. La decisión está tomada.

  • Khaled Barakat- Escritor palestino
  • Traducido al castellano para Masar Badil del árabe

Enlace al artículo original: https://masirahtv.net/post/274365

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