El acuerdo alcanzado para detener la agresión sionista en la Franja de Gaza expresa la fortaleza y la dignidad de nuestro pueblo y pone de manifiesto la capacidad política y militar de la resistencia. A pesar de la destrucción, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen colonial israelí y el imperialismo yanqui —amparados por potencias europeas—, no han conseguido ninguno de sus objetivos: no han liberado por la fuerza a los colonos ni han destruido a nuestras fuerzas; tampoco han logrado desplazar a nuestro pueblo de su tierra para consumar su proyecto colonial.

La unidad del pueblo y su articulación con la resistencia han escrito una nueva página en nuestra larga historia hacia la liberación de Palestina, desde el río hasta el mar. Manifestamos nuestras condolencias por los mártires y deseamos una pronta recuperación para los heridos. Sabemos que la victoria llegará gracias a los sacrificios, la perseverancia y la paciencia de nuestro pueblo, y a la unidad de las distintas facciones de la resistencia.

Destacamos, también, el rol del movimiento solidario internacional con nuestra causa; sobre todo las impecables y efectivas operaciones militares de nuestros hermanos yemeníes, como la voluntad de la resistencia en el Líbano.

No podemos confiar en la entidad sionista ni en su régimen; nunca han respetado acuerdos ni han mostrado intención sincera de poner fin a su campaña de despojo y violencia. Tampoco podemos confiar en la administración de los Estados Unidos, que ha financiado y respaldado las políticas que han facilitado este genocidio. Los mediadores y las potencias que han mirado calladas mientras se cometía un genocidio del pueblo palestino han demostrado su complicidad: en lugar de presionar al agresor, han intentado presionar a la resistencia.

La única garantía real es mantener viva la llama de la resistencia —en todas sus formas legítimas— y reforzar las movilizaciones internacionales:

Llamamos a la solidaridad mundial: a organizar y sostener protestas, a presionar a los gobiernos para que corten todo tipo de relaciones con el Estado genocida, a exigir sanciones efectivas, y a forzar que los perpetradores rindan cuentas. Exigimos que los responsables de estos crímenes sean investigados y juzgados por tribunales internacionales; que paguen por sus acciones y se haga justicia para las víctimas palestinas.

No olvidaremos a los mártires. Mantendremos la lucha por la liberación de las y los prisioneros palestinos y por la liberación total de Palestina, desde el río hasta el mar. Lucharemos por el retorno de las y los refugiados y la restitución de sus derechos. Nuestra ruta es la de la liberación: continuaremos la confrontación política y la resistencia popular contra la entidad colonial y los intereses imperiales en la región y en el mundo hasta su desmantelamiento y hasta alcanzar la libertad plena para nuestro pueblo.

¡Viva la resistencia! ¡Hasta la liberación!

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