El analista palestino subraya que el triunfo del joven musulmán refleja el papel creciente de los movimientos populares, juveniles y migrantes en el escenario político estadounidense. Advierte, sin embargo, que no debe repetirse la ilusión que acompañó la llegada de Obama al poder.

En una entrevista en el programa Hadeth wa Abaad, el escritor y analista político Khaled Barakat analizó junto al investigador Sinan Shakdiha desde Chicago las implicaciones políticas y sociales de la elección de Zahran Mamdani, el joven musulmán de origen ugandés elegido presidente de la ciudad de Nueva York.

El hecho, calificado por los medios israelíes como una “mala noticia” o una “derrota simbólica”, ha sido interpretado por Barakat como un signo de transformación social y política dentro de la sociedad estadounidense, más que como una victoria individual. “Lo que vemos en Nueva York es el reflejo de un proceso en marcha: una nueva generación que empieza a cuestionar los fundamentos del poder y de la hegemonía proisraelí en Estados Unidos.”

Una ciudad que concentra las tensiones del país

Barakat recordó que Nueva York es una ciudad con más de un millón de musulmanes y más de un millón de judíos, y explicó que gran parte de los judíos neoyorquinos “se identifican como estadounidenses, no como israelíes”.
“Esa distancia con el sionismo institucional provoca inquietud en los medios israelíes, que perciben este resultado como una amenaza a su influencia tradicional”, señaló.

“La reacción israelí combina miedo y desconcierto —dijo—, porque perciben que el ambiente político y cultural en Estados Unidos ya no es el mismo. Hay una evolución en la opinión pública, especialmente entre la juventud y las clases trabajadoras.”

Una campaña sin corporaciones, impulsada por la base

Tanto Barakat como Shakdiha coincidieron en que la campaña de Mamdani no fue financiada por grandes empresas ni grupos de presión, sino que se sostuvo gracias a pequeñas donaciones y trabajo voluntario.
“No hubo grandes capitales detrás —explicó Barakat—. Fue una campaña popular, construida por jóvenes, migrantes y trabajadores que tocaron puertas, organizaron asambleas y difundieron su mensaje en las calles.”

Para Barakat, esa independencia financiera demuestra que una política de base sigue siendo posible incluso en el corazón del imperio: “Lo que ha ocurrido en Nueva York no es un milagro, sino la muestra de que la gente común puede romper el monopolio político de las corporaciones.”

La causa palestina como cuestión interna

El analista destacó que uno de los elementos más novedosos del fenómeno Mamdani es que ha vinculado la causa palestina con las problemáticas sociales estadounidenses.
“Mamdani dice que los fondos que Estados Unidos destina a Israel y a las guerras externas deberían emplearse en resolver los problemas del pueblo estadounidense: pobreza, vivienda, salud y educación. Ha convertido la solidaridad con Palestina en una posición moral y social dentro del propio país”, explicó Barakat.

Su compañero de diálogo, Sinan Shakdiha, añadió que este discurso está ganando terreno en otras ciudades: “En Chicago, Los Ángeles o San Francisco ya vemos a candidatos que hablan de Palestina como un tema de derechos civiles y justicia económica. Esto está cambiando el lenguaje político de la izquierda estadounidense.”

Una nueva generación que no se calla ante Gaza

Barakat insistió en que la elección de Mamdani debe entenderse dentro de un contexto más amplio: el surgimiento de una nueva generación estadounidense transformada por la guerra genocida contra Gaza.
“Hay un cambio que se refiere directamente a una nueva generación —dijo—. Esta generación no se acepta, no se resigna, especialmente después de la guerra de exterminio en Gaza. Mamdani forma parte de esa corriente de jóvenes que ya no temen hablar claro, que ya no aceptan el silencio cómplice ante los crímenes del sionismo.”

El analista recordó una de las declaraciones más comentadas de Mamdani: “Si Netanyahu llegara a Nueva York, lo detendría”.
“Esa frase —explicó Barakat— simboliza el punto de inflexión. Que un político estadounidense, nacido fuera del país, diga algo así, y que lo haga desde un cargo electo, es una señal de que los tiempos están cambiando.”

Barakat añadió que esta generación no solo se moviliza por Palestina, sino también por derechos laborales, justicia racial y dignidad para los inmigrantes. “Hoy los migrantes y los trabajadores reclaman juntos. Hay una contradicción social profunda entre las élites financieras y la mayoría pobre, y esa tensión se expresó en la campaña de Mamdani.”

Un modelo que puede extenderse

La experiencia de Nueva York, afirmó Barakat, “inspira temor entre las élites” porque podría extenderse a otras ciudades y estados.
“Lo que más preocupa al sistema no es que un musulmán haya ganado una elección, sino que lo haya hecho sin dinero, con una campaña de base, en alianza con los sectores pobres. Si ese modelo se repite en otras ciudades, sería un cambio estructural en la política estadounidense.”

Desde Chicago, Shakdiha confirmó que esa expansión ya está en marcha: “Durante la guerra contra Gaza, decenas de activistas y candidatos progresistas, muchos de ellos palestinos o árabes, ganaron posiciones locales. Lo de Mamdani no es un caso aislado, es parte de una tendencia.”

Una advertencia frente a las ilusiones

Barakat fue claro en su advertencia: “No debemos repetir los errores del pasado. Recordemos el entusiasmo que rodeó a Obama, las esperanzas de cambio que luego se desvanecieron. No se trata de esperar a un salvador, sino de construir poder popular organizado.”

Para el analista, la elección de Mamdani no es una ruptura revolucionaria, sino un síntoma político. “El valor está en el proceso colectivo que lo hizo posible, no en la figura individual. Si los movimientos sociales continúan avanzando y manteniendo la independencia, podrán transformar estas victorias simbólicas en fuerza real.”

El declive del proyecto sionista

En el cierre del diálogo, Khaled Barakat abordó el impacto que estos cambios están teniendo sobre la narrativa israelí.
“El llamado ministro de la diáspora israelí pidió recientemente a los judíos de Nueva York que emigraran a la Palestina ocupada —relató—. Pero la realidad es la opuesta: miles de israelíes están abandonando Palestina ocupada definitivamente, comprando viviendas en Grecia, Portugal o Chipre y trasladando allí sus vidas.”

“Ese éxodo silencioso —añadió— refleja una crisis moral y política dentro del propio proyecto sionista. Mientras el colonialismo se descompone, en ciudades como Nueva York o Chicago surgen nuevas voces que hablan de justicia, igualdad y libertad. Ahí es donde debemos mirar el verdadero sentido histórico de este momento.”

Conclusión

Para Khaled Barakat, la elección de Zahran Mamdani anuncia una transformación política y social en la sociedad estadounidense, todavía incipiente pero real.
“No es un milagro ni una revolución, pero sí una señal clara de que algo se está moviendo en la base popular. Si los pueblos siguen organizándose, si las nuevas generaciones mantienen su compromiso, este proceso podrá contribuir al avance de todas las causas justas —desde Palestina hasta cualquier lugar del mundo donde se luche contra la opresión.”

 

Extracto de la entrevista realizada por Palestina Hoy

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