La resolución 2803 que el 17 de noviembre aprobó el Consejo de “in”Seguridad de la ONU, implica la aplicación de la propuesta de EEUU, es decir, la exigencia de someter al pueblo palestino a las arbitrariedades del sionismo genocida y a la voluntad del imperialismo. Avalada por las vergonzosas abstenciones de Rusia y China (que indignan pero no sorprenden), y la connivencia de los gobiernos de los estados árabes e islámicos con el imperialismo yanqui, ayudan a ver con claridad el complejo panorama que enfrentamos los pueblos del mundo, especialmente, el palestino.
Si hacía falta un hecho para dejar en claro el nefasto papel de los estados (sean “democráticos”, monárquicos, “progresistas” o autoritarios) de este sistema capitalista obsoleto y decadente, era esta resolución. La frutilla del postre. Porque cada vez más se evidencia que los gobiernos responden a los intereses del capital y no a las necesidades de los pueblos.
Millones marchamos en las calles afirmando que la Liberación de Palestina del Río al Mar es un derecho inalienable de su pueblo. Reivindicamos la lucha de la Resistencia (que no es otra que la lucha de todo el pueblo palestino) en todas sus formas, contra un colonialismo aberrante y genocida. Planteamos el rompimiento de todo tipo de relación (diplomática, militar, económica y cultural) con el ente sionista ilegítimo llamado Estado Judío de Israel.
La respuesta de la burguesía ha sido desde el desentendimiento total con tales reivindicaciones hasta la represión abierta y encarcelamiento de los y las luchadoras por los derechos palestinos.
Quienes asumimos la solidaridad y el compromiso militante por la Liberación de Palestina no fuimos sorprendidos por dichas respuestas estatales. Tampoco nos asombra la resolución del Consejo de “in”Seguridad. Somos conscientes del monstruo que enfrentamos. El mismo que mordió el polvo de la derrota en Vietnam. El mismo que no puede vanagloriarse de victoria alguna en ninguna parte del mundo. El mismo que a causa de su declinación, sólo puede imponerse por la fuerza pero, a su vez, ha caído derrotado en infinidad de oportunidades demostrando que no es invencible.
Esto no quiere decir que no sea peligroso. Esto no significa que se va a caer solo. Hay que tirarlo, voltearlo. Su descomposición no es suficiente para que desaparezca. Será necesario golpearlo hasta que caiga.
Todos los pueblos de la tierra, en diferente medida, sufrimos de la opresión de este sistema. Por eso la lucha del pueblo palestino nos interpela. Porque su lucha es la misma que la nuestra. La liberación de todos los pueblos está vinculada porque somos víctimas del mismo opresor. Por lo tanto cada golpe que reciba en cualquier parte del mundo lo debilitará.
Por lo tanto debemos incrementar nuestra lucha por la liberación. Es el mejor acto solidario que le podemos brindar al pueblo palestino. El imperialismo no tiene límites geográficos, económicos, militares ni morales. Por eso mismo no cuenta con apoyo popular. Sin embargo su fortaleza es real. Esa fortalece se debe, en enorme medida, a nuestras debilidades, a saber: nuestra incapacidad para incorporar al pueblo organizado en esta lucha antiimperialista y anticapitalista.
Aprendamos del glorioso pueblo palestino que no ha sido doblegado a pesar de la limpieza étnica que lleva adelante el sionismo. A pesar del ataque permanente, desde hace casi 100 años, del imperialismo a través de su mejor y obediente brazo ejecutor: el estado de Israel.
Esa es la lección que debemos asimilar. El futuro es nuestro, en la medida que demolamos el sistema que nos oprime. No tenemos alternativa. Luchar y vencer. Ese ha sido el legado de nuestros 30.000 compañeros detenidos y desaparecidos, y el requerimiento de nuestros hermanos y hermanas palestinas.
Masar Badil, Argentina