Especial | Al-Masirah Net – El escritor y periodista palestino Khaled Barakat afirmó que lo que ocurre en la Franja de Gaza no es una ola pasajera de hostilidades, sino la continuación de una agresión organizada que emplea múltiples herramientas, entre ellas convertir la ayuda y su retención en un medio de chantaje político destinado a obtener concesiones gratuitas de la resistencia.

En una intervención especial en el canal Al-Masirah, Barakat subrayó que esa “ayuda” no son dádivas del enemigo ni favores de Estados Unidos, sino derechos legítimos del pueblo palestino, del que se le priva deliberadamente mediante políticas de restricción de los pasos fronterizos y del control del momento de su apertura o cierre según los intereses del enemigo sionista.

Recalcó que el tratamiento oficial internacional del expediente del alto el fuego en las zonas de enfrentamiento —especialmente en el Líbano y en Gaza— ha sido vacío de contenido real, al otorgar a Estados Unidos y a ciertos países árabes el papel de “garantes”. Dicha denominación, según Barakat, es “ridícula”, ya que Estados Unidos forma parte del propio sistema de agresión, y las declaraciones emitidas por los medios no cambian el hecho de que no se trata de un mediador imparcial ni de un garante de derechos.

Barakat rechazó los tradicionales llamamientos de la “comunidad internacional” y la actitud especuladora de “mediaciones” que carecen de mecanismos reales de presión sobre la entidad sionista, llamando en su lugar a una escalada popular y política clara y con plazos definidos. “Deben adoptarse posturas serias y concretas en tiempos determinados, que indiquen al enemigo israelí que no toleraremos esta situación”, añadió.

Destacó que la firmeza de la movilización popular e internacional no debe debilitarse, y que las posturas palestinas han de ser unificadas y de impacto práctico.

Refiriéndose a la experiencia del Líbano, Barakat advirtió: “Hoy, once meses después del alto el fuego en el Líbano, ¿se ha detenido la agresión israelí? No. Ha habido cerca de 5.000 violaciones israelíes del acuerdo y más de 300 libaneses asesinados por drones”, criticando la actitud de Estados Unidos, que se desentendió de sus responsabilidades como ‘garante’ alegando: “Que no es garante de este acuerdo”.

Barakat se detuvo también en el asesinato de uno de los dirigentes de las Brigadas Al-Quds, señalando que la justificación israelí de que el objetivo “planeaba realizar operaciones” no disminuye la responsabilidad de la ocupación, sino que revela una humillación deliberada a la dignidad de la sangre palestina y un intento de demonizar el derecho a la resistencia.

Afirmó que tales prácticas muestran que el enemigo no se conforma con el asesinato físico, sino que trabaja por destruir los marcos del derecho político y la narrativa nacional.

En este contexto, Barakat consideró que el derecho de la resistencia a replantear sus cálculos sigue siendo un derecho legítimo frente a quienes no cumplen con los acuerdos.

Dirigió duras críticas a lo que describió como el “bloqueo en la formulación de la decisión nacional”, preguntándose por el papel de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) mientras el pueblo palestino era masacrado día tras día:
“Cuando se dice que encomendamos estos asuntos a la OLP por ser el representante legítimo y único, ¿dónde estaba la Organización mientras nuestro pueblo era aniquilado a todas horas?”.

Llamó a reconstruir un frente nacional palestino unificado que asuma la tarea de la liberación y el retorno desde el río hasta el mar, señalando que la ilusión del “Estado palestino” ha sido promovida durante cuatro décadas como un pretexto o fantasía que condujo a la fragmentación del proyecto nacional.

Pese a su llamado a la unidad, Barakat insistió en que dicha unidad debe basarse en la opción de la resistencia, y no en fórmulas tradicionales que nos devuelvan a “laberintos internos” o permitan que las rivalidades partidistas debiliten la decisión nacional.

Recordó que los resultados políticos del Acuerdo de El Cairo y de lo que le siguió contienen “enigmas políticos” que deben abordarse con firmeza, y que cualquier frente nacional debe construirse sobre posiciones claras y decisiones ejecutables.

Barakat advirtió que lo que llamó “minas políticas” es más peligroso que las minas de campo, ya que las primeras pueden destruir el proyecto nacional y devolver al pueblo a años de derrota.

Explicó que el enemigo israelí no presta atención a las declaraciones de condena, sino a las acciones concretas y unificadas de la resistencia que establecen plazos y traducen las posturas políticas en movimientos populares y de campo que presionen a las partes mediadoras y a los patrocinadores.

Finalmente, Barakat dirigió mensajes a los regímenes árabes, criticando su silencio, su normalización o su reticencia a tomar posiciones contundentes. Dijo que se exige a estos regímenes levantarse y comprender la gravedad de lo que ocurre en Palestina, y que no deben considerar que la confrontación ha terminado tras una sola ronda. Concluyó subrayando que “el precio del silencio de estos regímenes es la continuación de los intentos del enemigo y de laalianza estadounidense-israelí de obtener más ganancias a costa de la sangre de los palestinos.”

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