En declaraciones a diversos medios de comunicación, el escritor palestino y miembro del Comité Ejecutivo del Movimiento  Masar Badil, Khaled Barakat, denunció el papel central que desempeña el régimen saudí —y los medios de comunicación financiados por él— en la promoción de la normalización con la entidad sionista, la distorsión de la resistencia palestina y el desmantelamiento de la conciencia árabe colectiva, en el marco de un proyecto estadounidense-israelí para liquidar la causa palestina y reconfigurar la región.

los medios saudíes son una herramienta para distorsionar la resistencia y desmantelar la conciencia árabe

El escritor palestino y miembro del Comité Ejecutivo del Movimiento Masar Badil, Khaled Barakat, afirmó que lo que vive actualmente la región árabe —en particular la península arábiga y el Golfo— se inscribe dentro de un proyecto estadounidense-israelí destinado a liquidar la causa palestina y a reconfigurar la región de acuerdo con los intereses de la ocupación.

Barakat explicó que el régimen saudí desempeña un papel central en este proyecto mediante el patrocinio de las vías de normalización con la entidad sionista y su imposición sobre regímenes y fuerzas regionales, en un intento de socavar los derechos palestinos y árabes y de desmantelar la identidad colectiva de la nación.

Señaló que la postura saudí durante la guerra en curso contra la Franja de Gaza se ha caracterizado por la complicidad, ya que los países de la normalización han proporcionado cobertura política y de seguridad a la ocupación, convirtiéndose así en socios directos de los crímenes cometidos contra el pueblo palestino. Indicó que Emiratos Árabes Unidos encabeza esta lista de estos países.

Barakat consideró además que el papel saudí también se manifiesta en Yemen a través de la agresión y el bloqueo, y en el Líbano mediante la injerencia y la incitación contra la resistencia, así como mediante el uso de medios de comunicación financiados por Arabia Saudí para distorsionar la imagen de la resistencia y promover el pensamiento normalizador que pretende transformar al enemigo sionista en un “socio” en la región.

Concluyó subrayando que enfrentar este proyecto no es una opción coyuntural, sino una tarea histórica que exige a las masas de la nación romper el silencio e integrarse en un proyecto revolucionario organizado orientado a derribar los sistemas de subordinación y normalización. Recalcó que la batalla de la conciencia es la base de la batalla por la liberación y que los pueblos son capaces de imponer su voluntad frente a los regímenes de la rendición.

 

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