Palestinos olvidados en prisiones estadounidenses: un grito por su libertad

Khaled Barakat

Recientemente, se lanzó una campaña de solidaridad con tres palestinos detenidos en prisiones estadounidenses (Shukri Abu Bakr, Ghassan Al-Ashi, Moufid Abdel-Qader Meshaal), anunciada por varias organizaciones palestinas y de solidaridad en los Estados Unidos de América, a iniciativa de la organización juvenil “Within Our Lifetime” en Nueva York,  junto con la “Red Samidoun para la Defensa de los Prisioneros Palestinos”,  el “Movimiento Juvenil Palestino” y unas 30 sociedades políticas y sindicales para recordarnos una vez más el caso de los tres detenidos en prisiones estadounidenses, o lo que se conoce como el “caso de los 5 de la Fundación Tierra Santa”.

Estimados lectores, pueden aprender más sobre este tema y sus detalles consultando el libro “Injusticia”, que fue publicado en 2018 por el escritor judío Miko Peled. El escritor cuenta la historia de cinco detenidos palestinos que fueron sometidos a un proceso de engaño e injusticia en la fiebre de la “guerra contra el terror” tras los hechos del 11 de septiembre de 2001, a manos de las agencias estadounidenses y sionistas. Los cinco hombres se encontraron, de repente, cumpliendo penas de prisión que llegaron a los 65 años, detenidos en celdas consideradas las más estrictas en términos de estándares de vigilancia, control y restricción de la libertad de los detenidos.

La historia de los cinco palestinos, comenzó en el año 2001, cuando miembros del Despacho Federal de Investigaciones (FBI), una semana antes de los hechos del 11 de septiembre de 2001, asaltaron la sede de InfoCom, una empresa de ingeniería técnica, una de las primeras empresas que se estableció a principios de los noventa con la llegada de Internet, dirigida por el Ing. Ghassan Al-Ashi, y se confiscaron computadoras, archivos y documentos de la empresa.

En diciembre del mismo año, la sede de la Fundación Tierra Santa fue allanada, y más tarde se revelará, durante el transcurso del juicio y las investigaciones, que esta empresa y la fundación benéfica palestina fueron objeto de un intenso control de seguridad durante todo el mandato de Bill Clinton. El asunto está relacionado con la estratégica “guerra contra el terror” adoptada por Estados Unidos tras el colapso de la Unión Soviética y el bloque socialista con el fin de justificar la intervención militar directa en los asuntos de los estados y la hegemonía mundial (pueden consultar nuestro artículo ” Listas de terrorismo… Lo que declara el colonizador y lo que oculta” publicado en el periódico Al-Akhbar el 2 de diciembre de 2021)

Es importante resaltar que el Departamento de Estado de EE.UU. no es el único en dar seguimiento al “expediente de terrorismo”, como comúnmente se cree, sino que el Ministerio de Finanzas (Tesorería de EE.UU.) es el primero en este sentido como primer opositor de “terrorismo”, porque la esencia de la decisión está relacionada con lo que se llama “criminalización del apoyo económico” y lo que importa a los que deciden en Washington, París, Berlín, Londres y Tel Aviv es el cerco a los movimientos de liberación y “secar las fuentes del terrorismo”, es decir, criminalizar el apoyo directo a los movimientos de liberación y las instituciones populares que los rodean, impedir el apoyo político y financiero a las clases populares empobrecidas y castigar en particular a las bases populares de la resistencia.

Las llamadas “listas de terroristas” se reconfiguraron más de una vez, durante la era del expresidente estadounidense Bill Clinton a mediados de la década de 1990, y no con George Bush Jr., como se rumorea. La “lista Clinton” tenía como objetivo ejercer presión sobre las fuerzas palestinas y árabes que “rechazaban el proceso de paz y se oponían a un arreglo pacífico” a través de la violencia. Este es el texto literal que se utilizó para justificar la regulación emitida por la Tesorería de EE.UU. en 1994, en términos más precisos: apuntando a las fuerzas armadas que rechazaron los Acuerdos de Oslo, y las facciones que todavía son una fuerza frente al imperialismo estadounidense en todo el mundo.

Cabe mencionar que dos de los cinco detenidos fueron liberados tras de pasar 15 años en prisión, y se trata de Abdul Rahman Odeh y Muhammad Muzain. Las autoridades deportaron a este último en 2021, mientras que tres hombres permanecen en prisión: Shukri Abu Bakr, condenado a 65 años de prisión, Ghassan Al-Ashi, condenado a 65 años de prisión y Mufeed Abdel Qader Meshaal (hermano del conocido político palestino Khaled Meshaal), condenado a 20 años de prisión.

Los cinco hombres son palestinos, y prefirieron el trabajo caritativo y la recaudación de fondos al trabajo político y mediático directo. Sus esfuerzos se centraron en recaudar donaciones para los comités de zakat en Palestina, instituciones y organizaciones civiles preocupadas por el cuidado de las familias de mártires, prisioneros y huérfanos.

Tanto Shukri Abu Bakr, como Mufid Abd al-Qadir Meshaal y Abd al-Rahman Odeh son de la ciudad de Silwad (Ramallah), Ghassan al-Ashi de la Ciudad de Gaza y Muhammad al-Muzayin de Khan yunis; todos nacieron en la Palestina ocupada (excepto Shukri Abu Baker, que nació en Brasil, pero regresó con su familia cuando era niño, creció y estudió en Palestina y luego emigró a Estados Unidos para completar su educación universitaria y fundó la Fundación Tierra Santa en California en 1989 y en 1992 abrió su centro principal en Texas, luego sus actividades se expandieron a las ciudades de New Jersey y Chicago).

Tres años después del asalto a la sede de la fundación, concretamente en julio de 2004, miembros del FBI irrumpieron en los domicilios de las cinco familias palestinas y detuvieron a los cinco hombres.

En el año 2000, la fundación recaudó unos 13 millones de dólares, según fuentes del gobierno estadounidense, entonces Israel le pidió al presidente estadounidense Bush que cerrara la fundación y arrestara a sus fundadores durante la visita del primer ministro  Ariel Sharon a Estados Unidos tras los hechos del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y el cargo fue “brindar apoyo material a Hamás y apoyar el terrorismo”, y el nombre de la Fundación Tierra Santa quedó incluido en la “lista de organizaciones terroristas” en las listas de la Tesorería estadounidense.

Volviendo al libro Injusticia, descubrimos cómo el jurado de 12 personas, decidió absolver a los cinco, pero uno de los miembros de la comisión se “retractó” de su decisión, por lo que el juicio se repitió nuevamente, y esta vez contó con testimonios de “expertos en terrorismo” que fueron traídos de la entidad sionista y sus instituciones de seguridad, con nombres falsos y sin comparecer ante el tribunal ni testificar ante un jurado.

Las organizadoras de la nueva campaña palestina por la liberación de los tres detenidos ven una especial importancia en la ampliación de su alcance, difundiéndola como una campaña árabe e internacional para combatir la opresión dentro del imperio estadounidense y arrojar luz sobre el sufrimiento y la verdad de lo que sucedió y sigue sucediendo hoy en día en términos de injusticia, engaño y ataques contra los cinco hombres, además de revelar el papel de la entidad sionista al atacar el trabajo de los palestinos en la diáspora, y al mismo tiempo, presionar para su liberación de las prisiones estadounidenses.

 

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