Los activistas argentinos, integrantes de Masar Badil (Ruta Revolucionaria Alternativa de Palestina), y miembros de la Radio Popular Che Guevara, Sol Morell y Lisandro Brusco visitaron los Territorios Palestinos Ocupados (Cisjordania y Jerusalén / Al Quds) durante los meses de enero y febrero del corriente año. Compartimos material sistematizado durante el viaje.


Los Territorios Palestinos Ocupados perdieron toda continuidad, no solo por la partición de 1947 y la ocupación de 1967, sino también con la firma de los denominados Acuerdos de Oslo en la década del 90. Dichos acuerdos, que tuvieron su origen en la Conferencia de Madrid (en 1991), implicaron el desmembramiento de Cisjordania en Área A, B y C[1]; un plan maestro para habilitar el aumento de colonias judías en territorio ocupado y consolidar el proyecto sionista de limpieza étnica de la población nativa palestina.  De esta manera, desde 1993 hasta la fecha, el número de colonos incrementó de 100 mil a más de 800 mil por medio de la confiscación de las mejores tierras agrícolas de Cisjordania y Jerusalén oriental. La imposición de un restrictivo sistema de permisos para la construcción de viviendas es utilizada por «Israel» con el fin de limitar el crecimiento natural de la población palestina y de consolidar el control del territorio por medio de los asentamientos, las carreteras y las áreas militares. Es decir, los asentamientos de colonos judíos en Cisjordania, ilegales para el derecho internacional, se convirtieron en grandes localidades; constituyéndose en espacios controlados por ciudadanos extranjeros, quienes intentan reemplazar a la población nativa palestina mediante la fuerza, el robo de tierras, casas y los recursos hídricos.

Los efectos del proceso abierto en Madrid en 1991 han tenido serias implicancias. Mientras los acuerdos han permitido a “Israel” seguir consolidando su proyecto sionista para Palestina, la consecución de las aspiraciones nacionales de independencia y soberanía palestina se han visto progresivamente frustradas. En consecuencia, las expectativas creadas en 1991 han derivado en un aumento creciente de las voces palestinas que, en el interior y en la diáspora, manifiestan su escepticismo y rechazo a los Acuerdos de Oslo por las negativas repercusiones que su aplicación está teniendo dentro de los territorios palestinos. Si el proyecto de los dos estados, como solución de una paz duradera tuvo alguna oportunidad en el pasado, al día de hoy es inviable por la proliferación de colonias y asentamientos judíos en una cada vez más cuarteada Cisjordania y Jerusalén oriental. Era (y es) funcional, eso sí, para la política de hechos consumados del estado genocida de “Israel” por un lado; y, para mantener una Autoridad Nacional Palestina (ANP), totalmente inoperante, a costa de mantener su status y privilegios. La ANP, cuya creación fue fruto de los Acuerdos de Oslo, hoy en día se encuentra totalmente descreditada a ojos de la población palestina, por su colaboración con las fuerzas policiales y con el ejército de ocupación israelí, y su participación en la represión de la resistencia del pueblo palestino.

Desde hace más de 75 años, la ocupación israelí persigue, expulsa y asesina al pueblo palestino. Pero, la limpieza étnica que sueña el sionismo (apoyado por el imperialismo yanqui y la Unión Europea) es imposible porque se enfrentan a un pueblo digno, rebelde y solidario. A pesar de la ocupación y de la masacre televisada sobre Gaza, el pueblo nativo palestino se mantiene firme para proteger su tierra, cultivarla y vivir de ella.

Cisjordania vive su mayor espiral de agresión del régimen colonial israelí desde la segunda intifada (2000 – 2005)

El régimen colonial israelí ha profundizado la escalada de violencia sobre la población nativa palestina desde el 7 de octubre del año pasado. Desde entonces han muerto un total de 435 palestinos (dato hasta el 16 de marzo) por fuego israelí en territorio cisjordano y hubo más de 7.670 personas detenidas (246 mujeres y 500 niños), según la Comisión de Asuntos de los Detenidos y Ex Detenidos y la Asociación de Prisioneros Palestinos. La mayoría de ellos habitan en campos de refugiados en ciudades como Jenin, Tulkarem, Nablus, Ramallah, Belén.

La agresión sistemática sobre los campos de refugiados se debe a que la resistencia se ha hecho muy fuerte y ganado consenso en el propio pueblo palestino.

Desde el inicio de la operación “Diluvio de Al Aqsa”, la situación en los Territorios Palestinos Ocupados se ha deteriorado aún más. Grupos de colonos israelíes han empezado a arrogarse el derecho a evacuar pueblos enteros en el área C. Hasta la fecha, más de un millar de palestinos se han visto obligados a abandonar sus hogares para salvar sus vidas. Además, los colonos recibieron por parte del gobierno israelí muchas armas y la legitimidad para utilizarlas contra los palestinos de la zona. Si bien muchos colonos, sobre todo de “Israel”, han emigrado a sus países de origen, el gobierno de la ocupación aprobó la construcción de 3500 casas en Cisjordania y Jerusalén oriental.

Los habitantes del Valle de Jordán[2] y de Masafer Yatta[3] sufren diariamente la incursión de los colonos acompañados por el ejército de ocupación. Los colonos, muchas veces armados, roban los animales de pastoreo de los campesinos palestinos, destruyen sus tierras productivas o los atacan físicamente.

Masafer Yatta y las comunidades circundantes son objeto de continuas violaciones israelíes, incluidos múltiples asaltos de los colonizadores ilegales contra los agricultores palestinos y sus tierras.

Más de 2.000 residentes palestinos de Masafer Yatta se enfrentan a la inminente expulsión de sus hogares por parte de la ocupación israelí con el pretexto de clasificarla como zona de entrenamiento militar para las fuerzas israelíes en la que los palestinos no tienen derecho a vivir. En At-Tuwani, una de las doce aldeas de la región, desde el 7 de octubre sufren los ataques de los colonos diariamente. Musab, que vive con su familia a 200 metros del asentamiento Ma`on, nos contó que: “duermo en la ventana, 24 horas de atención … de guarida permanente. Hace más de dos meses que vivimos pensando que van a entrar en nuestras casas”. La presencia de los activistas internacionales e israelíes (antisionistas) es muy importante: escoltan diariamente a los niños palestinos de los pueblos de Tuba y Maghayir Al Abeed a la escuela de At-Tuwani; acompañan a los agricultores y pastores en sus tierras cercanas a los asentamientos y puestos avanzados (asentamientos ilegales inclusive para las leyes israelíes); vigilan y denuncian los continuos controles, detenciones, entrenamientos militares y demoliciones que tienen lugar en la zona. Las denuncias de violaciones de derechos humanos son posibles gracias a la documentación continua (fotos y vídeos). De todas formas, Musab sufrió agresiones sobre su persona y sobre su hogar:

“el 18 de octubre entraron a mi casa, colonos y soldados, rompiendo todo y amenazando que si volvían a ver a activistas internacionales en mi casa mataban a mis hijos”

Musab (poblador de At – Tuwani)

Las comunidades de Masafer Yatta. en particular, y los Territorios Palestinos Ocupados, en general, se encuentran gravemente afectadas por las medidas que ejerce el régimen colonial israelí en la región. Vivir con el miedo constante a un desalojo, ver sus casas demolidas, sufrir la restricción de movimientos o la misma muerte: estos son algunos de los obstáculos a los que se enfrenta la población palestina diariamente.

La situación económica en Cisjordania.

Si bien la economía palestina ha sido históricamente afectada por el régimen colonial israelí; en los últimos meses, se podría decir, que “Israel” está intentando estrangular económicamente al pueblo palestino. En Cisjordania esto se manifiesta a través de distintos mecanismos.

En primer lugar, debido a que los ingresos aduaneros (de los cuales depende en buena medida el presupuesto de la Autoridad Palestina) son controlados por el régimen sionista, éste los retiene regularmente como forma de control político. Luego del 7 de octubre este mecanismo se ha intensificado, provocando, entre otras cosas, que el pago de salarios a trabajadores del sector público (principalmente docentes) sea del 50 y 60% en los últimos meses.

En segundo lugar, considerando que la agricultura, en particular el cultivo del olivo, resulta una de las principales fuentes de ingreso para las familias y para la economía palestina, y representa además su fuerte vínculo histórico con la tierra, uno de los mayores objetivos de la ocupación ha sido impedir la cosecha de esta última temporada, que comenzaba justamente en octubre. El ente genocida se valió tanto de su infraestructura de apartheid y el entramado burocrático, así como de sus fuerzas militares, para impedir que los campesinos palestinos pudieran acceder a sus tierras que se encuentran del otro lado del muro, evitar la cosecha de aceitunas dentro de los pueblos, declarando las zonas agrícolas “zona militar” a la cual ningún palestino puede acercarse. También sus fuerzas paramilitares, los colonos, quienes, actuando en bandas o de forma individual y fuertemente armados, han destrozado centenares de olivos, han robado parte de la cosecha y han amenazado, atacado e incluso asesinado a campesinos, con el fin de despojarlos de su tierra, de sus ingresos y de sus raíces culturales.

Cabe recordar que antes del 7 de octubre había casi 200.000 palestinos de Cisjordania trabajando en «Israel» o en los asentamientos de colonos dentro de la ribera occidental, que oficiaban de mano de obra barata para la ocupación. Trabajadoras y trabajadores que estaban en el último escalón dentro de la explotación laboral, y que ahora se encuentran con sus permisos de trabajo revocados, para ser reemplazados por trabajadores de países africanos. Esto vino a engrosar las cifras de desempleo que se abona con los despedidos del sector turismo y de los negocios que dependen de la exportación e importación.

Y como si todo esto no fuera suficiente para intentar doblegar económicamente a un pueblo, a fines de enero, EEUU y una decena de países principalmente europeos retiran su aporte al financiamiento de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), dejando en una situación de extrema vulnerabilidad, no solo a la población de Gaza, sino a la enorme cantidad de refugiados palestinos dentro de Cisjordania. Visitando las oficinas de UNRWA en ciudades como Nablus o Tulkarem, se pudo conversar con algunos de sus empleados, quienes expresaban su preocupación por el enorme recorte del presupuesto 2024: “A partir de marzo, recibiremos las cifras del presupuesto anual, que sin duda será mucho menor … En la actualidad no hay recursos para tanta demanda social; y a futuro la situación será peor”; nos decía uno de los empleados de UNRWA en el campo de refugiados de Askar (Nablus).

El mito del desierto para justificar el saqueo: Mekorot, el apartheid del agua

La apropiación del agua es otro punto de suma importancia para analizar los detalles de la deshumanizante ocupación sionista. Durante las primeras dos décadas de la ocupación, “Israel”, también se apropió de los recursos hídricos de los territorios ocupados. El 80 % de los acuíferos de montaña, los reservorios más grandes de las regiones, están ubicados en Cisjordania, y el restante 20 % en lo que se denomina “Israel”.

En agosto del 67 Israel transfirió todo el poder de decisión sobre el agua en Cisjordania a las autoridades militares, y dio un paso similar en la Franja de Gaza en diciembre del 74. El efecto más importante de esta transferencia de poder fue una estricta restricción sobre la perforación de nuevos pozos para cubrir las necesidades de los habitantes palestinos, junto con la apropiación del agua para satisfacer las necesidades de la ciudadanía israelí.

Rodeado de asentamientos, en el corazón de la Cisjordania ocupada, se encuentra uno de los acuíferos más importantes de la región. Lugar de imposible acceso para los palestinos e internacionales solidarios con el pueblo nativo. Con mucho cuidado pudimos burlar el celoso control de la ocupación y acceder al no tan pequeño paraíso llamado “Einot Petza´el”. Impuesto por la ocupación, el nombre remite, por un lado, al asentamiento más cercano: Petza’el. Por su parte, “Einot”, traducido del hebreo al español significa “ojos de agua” (expresión que se puede usar para los manantiales de agua).

El pueblo palestino originario de la zona se llamaba Fasayil, que fue destruido parcialmente en 1967. En la actualidad, dado que Fasayil se encuentra en la zona C de la Ribera Occidental, el régimen colonial israelí tiene pleno control sobre la aldea, y la concesión de permisos de construcción está autorizada por ellos.

Petza’el, inicialmente llamado Ma’ale Ephraim, se estableció como un campamento militar. Después del 7 de diciembre de 1970, fue habitado por colonos y convertido en un asentamiento agrícola destinado a garantizar el proceso de limpieza étnica de la población palestina. En 1975 el nombre se cambió oficialmente a “Petza’el”. Los asentamientos israelíes siguen siendo, en la práctica y en términos simbólicos, una característica definitoria de la ocupación genocida israelí de Cisjordania en particular y Palestina en general.

Hoy en día, el asentamiento es conocido por producir dátiles, frutas y verduras de la más alta calidad, los cuales, en su mayoría, se venden a los países de la Unión Europea. “Petza’el” controla el 25% de la producción total de dátiles de los asentamientos en el Valle del Jordán.

La fertilidad de la tierra y la existencia de varios manantiales de agua fue uno de los motivos para la construcción del asentamiento y, también, la instalación de la compañía de agua israelí Mekorot. Entre lo que pudimos observar y registrar, encontramos instalaciones de la empresa con bombas de agua, grandes tanques almacenadores y tuberías maestras usadas para la extracción del recurso.

Recordemos que, en la actualidad el régimen colonial israelí desvía anualmente unos 500 millones de metros cúbicos de agua palestina desde la base acuífera del este de Cisjordania. Mientras la población palestina solamente está autorizada a consumir un total de 218 metros cúbicos anuales per cápita, los colonos consumen 2500.

Dicho consumo es tres veces más caro para los palestinos que para los colonos. Alrededor del 25 % de la población palestina carece de conexión a los sistemas de distribución de agua para consumo doméstico. Un colono israelí tiene hoy acceso en promedio a 300 litros de agua por día, mientras que un palestino/a en Cisjordania tiene a su disposición 73 litros o incluso menos en comunidades rurales. Cabe señalar, que, según la Organización Mundial de la Salud, una persona necesita un mínimo de 100 litros de agua por día para cumplir estándares mínimos de salud y sanidad.

La apropiación del agua palestina a través de la empresa Mekorot no es más que otro ejemplo del régimen colonial israelí por saquear los recursos de los territorios palestinos ocupados y profundizar el plan genocida sobre la población nativa palestina.

Tulkarem, foco de la resistencia en Cisjoradania: Los jóvenes palestinos enfrentan la ocupación israelí.

Dos de los campos de refugiados más azotados desde el 7 de octubre por las fuerzas de ocupación israelíes se encuentran en la ciudad de Tulkarem.

Uno de ellos, situado en la parte oriental de Tulkarem, se llama Nour Shams; se traduce como «La Luz del Sol». Quizás el campo recibió este nombre porque el amanecer asoma primero por los callejones del campamento, antes de bañar en luz al resto del mundo. El campamento de Nour Shams se estableció en 1952 por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA) para dar cobijo a miles de los refugiados palestinos que habían huido las bandas terroristas sionistas luego de la partición de Palestina y creación del Estado de “Israel”. En el campo de Nour Shams se establecieron refugiados provenientes de diversas aldeas de la zona de Haifa, en la actualidad viven casi 11 mil personas (según datos de la UNRWA).

Nour Shams es también sede de la “Brigada de Tulkarem” (Katiba Tulkarem), una organización coordinadora compuesta por combatientes de la resistencia con distintas afiliaciones políticas, incluidas las facciones armadas de Fatah[4], Hamás[5], la Yihad Islámica Palestina[6] y militantes independientes o de facciones menores. A diferencia de los “Hombres en el Sol” de la novela clásica de Ghassan Kanafani, que murieron sin oponer resistencia, los combatientes palestinos del campo de refugiados de Nour Shams están luchando por su libertad. A pocos días de uno de los más de setenta ataques que sufrió dicho campo (desde el 7 de octubre) por parte de las fuerzas de ocupación israelíes, pudimos recorrerlo y charlar con sus habitantes.

Luego de visitar la casa de un mártir (o lo que quedó de ella), nos encontramos, casualmente, con tres jóvenes integrante de las brigadas. Tras presentarnos logramos intercambiar algunas palabras e improvisamos una entrevista. Con cierta desconfianza nos dijeron: “Continuamos la lucha de la batalla de Espada de Al-Quds[7], los levantamientos del 2022[8] y del Diluvio de Al-Aqsa … nuestra lucha es hasta que Palestina sea libre.” Con respecto a la situación en Gaza agregaron: “No pueden hacer lo que están haciendo en Gaza, no podemos permitirlo … No vamos a bajar los brazos. Nuestra lucha también es por el fin de la agresión de la ocupación (israelí) sobre Gaza, Cisjordania y Al – Quds y por la liberación de los presos políticos.”

A pocas cuadras de Nour Shams se encuentra el otro campo de refugiados, “Tulkarem Camp”, que fue establecido en 1950 y es el segundo campo más grande de Cisjordania. Este campo de refugiados ha pasado de ser un campo animado y activo, lleno de alegría, felicidad y seguridad (a pesar de la vida difícil y el sufrimiento que viven los palestinos) a un campo gris destruido, imposible de habitar. Dondequiera que mires, verás destrucción, ya sea en las casas, en las calles, en las tiendas, en las escuelas, un espacio de recreación: todo ha sido completamente destruido. La vida es muy difícil especialmente para las mujeres, los niños y los ancianos. También, en este campo, la “Brigada de Tulkarem” (Katiba Tulkarem) se afianzó como expresión unitaria de las distintas facciones políticas palestinas. Entrevistando al padre del mártir Abdel Karim (herido de muerte en diciembre del 2023 por un dron suicida israelí) nos contaba que “Katiba” (Brigada) “es un grupo de personas que se organizan para su propia libertad … Es apoyado por todas las organizaciones. Es un espacio de articulación. Katiba era una familia para Abdel … caminaban el campo, comían, rezaban … hacían todo juntos. Se lo extraña, más allá que sabemos que está en el cielo.” Para ellos, como para todo el pueblo palestino el 7 de octubre (Diluvio de Al Aqsa) fue un día festivo, “estábamos contentos, porque le dimos el 1 % de lo que ellos nos hacen a nosotros y al menos por unas horas recuperamos parte de nuestro territorio”. A partir del 7 de octubre la vida en los campos de refugiados en general se hizo muy complicada. Irse a dormir sin saber si esa noche las fuerzas de ocupación israelíes “ingresaran a tu casa, rompiendo todo, robando el dinero y nuestras pertenencias de valor”; las niñas y niños cada mañana, al ir a los colegios, corren peligro su vida y “muchas veces quedan atrapados en las escuelas porque, de repente, el ejército de ocupación realiza alguna incursión”. El objetivo del régimen colonial israelí es ocupar todo el territorio palestino, por eso “quieren hacer la vida de los palestinos cada vez más difícil”.

Pero a pesar de todo, los residentes de los campos se mantienen firmes y aseveran:

“Nunca nos rendiremos. A pesar de todo lo que nos hace la ocupación israelí, permaneceremos en esta tierra y permaneceremos en el campamento incluso si está completamente destruido”.

A modo de conclusión (y reflexión)

A modo de reflexiones finales, y abriendo un debate necesario, lo que ha marcado la experiencia del estado de “Israel” (y de la mayoría absoluta de los israelíes) es la opresión constante sobre el nativo palestino. La guerra (de ocupación) no solo se ha convertido en una forma de vida, sino también en una forma de entender la vida. No puede haber otra salida para el colonialismo asentador. El fundamento de la concepción israelí del mundo es una gran dosis de darwinismo social, de supervivencia del mas fuerte, racista, y colonial.

A lo largo de la historia del sionismo y de la construcción del estado de “Israel” se han identificado con las fuerzas conservadores y represivas. Desde su propia imposición en 1947, conformándose como el socio central del imperialismo yanqui en la región, pasando por sus acuerdos económicos y militares con la Sudáfrica del apartheid y las dictaduras militares en Latinoamérica en los ´70; hasta la actualidad, siendo el sostén en tecnología de espionaje, control social y exportación de armas a los gobiernos conservadores (y no tanto) del mundo.

¿Con quién podemos esperar que se identifique la sociedad israelí? ¿Con los procesos de liberación nacional? ¿Con los pueblos en lucha?

Es necesario entender la operación “Diluvio de Al Aqsa” en estas coordenadas, más de 100 años de opresión, limpieza étnica y genocidio sobre la población nativa.

“La batalla del pueblo palestino contra la ocupación y el colonialismo no comenzó el 7 de octubre, sino que comenzó hace 105 años, de los cuales 30 años de colonialismo británico y 75 años de ocupación sionista”

Nuestra narrativa. Operación Diluvio de Al Aqsa. Escrito del Movimiento de Resistencia Islámica – Hamas

¿Acaso algún pueblo del mundo se ha liberado de su opresor sin lucha, resistencia o sacrificio? Los imperativos humanitarios exigen que todos los pueblos libres del mundo respalden la resistencia del pueblo palestino …

Por una Palestina libre desde el río hasta el mar.


CITAS:

[1] Si bien en las tres zonas la Autoridad Palestina asumió plena responsabilidad por las instituciones civiles, en el área A, que en 1995 alcanzó el 3 % de las tierras de Cisjordania (Yenin, Nablus, Tulkaren, Qalqilya, Ramallah, Belén y Jericó) y el 26 % de su población, a la Autoridad Palestina se le otorgó plena responsabilidad por mantener el orden público. En el área B, que alcanzaba el 24 % de las tierras y el 70 % de la población se le confirió la responsabilidad del orden público, pero la ocupación (israel) mantuvo la principal responsabilidad por la seguridad. Y en el área C, que abarcaba el 73 % de las tierras y el 4 % de la población, israel conservó plena responsabilidad por la seguridad y el orden público, así como también cuestiones civiles relativas al territorio (planificación y zonificación, arqueología, etc).

Para el año 2000, luego de una serie de acuerdos, la distribución relativa de las áreas había cambiado. El área A comprendía el 17 % de las tierras; el área B el 24 % y el área C el 59 %. No obstante, el área A estaba dividida en 11 grupos separados, el área B en 120 grupos y el área C era todo contiguo. Las zonas en las cuales los palestinos tenían control absoluto eran como un archipiélago, mientras que las controlas por “Israel” era pasillos estratégicos que interrumpen la contigüidad territorial de Cisjordania.

[2] El Valle del Jordán, una llanura agrícola, militarizada (por la ocupación israelí) y con importantes recursos acuíferos. Es una lengua de tierra estratégica, que representa alrededor del 30% de Cisjordania ocupada y se extiende a lo largo de la frontera con Jordania.

[3] Masafer Yatta, situada en el sur de las colinas de Hebrón, se extiende por una superficie de 30.000 dunams (3.000 hectáreas), con una población de 2.500 residentes distribuidos en 12 pueblos o aldeas.

[4] Es el partido de gobierno que tiene su brazo armado insurgente llamado “Brigada de los Mártires de al Aqsa”. Si bien Fatah, como partido de gobierno, representa los intereses de la Autoridad Nacional Palestina, (represión a la resistencia y complicidad con la ocupación), el brazo armado tiene cierta autonomía política/militar.

[5] Hamás / Las “Brigadas Izz al Din Al Qassam” son el ala militar del movimiento Hamás, en el poder en Gaza desde 2007. Llevan el nombre de un clérigo que era visto como un símbolo de la resistencia palestina en la década del 30 del siglo pasado. Han ganado mucha adhesión en el pueblo palestino luego del 7 de octubre, sobre todo en los campos de refugiados.

[6] Yihad Islámica Palestina / Brigadas de al Quds. El grupo se estableció en la década de 1980 como un ala militar del movimiento Yihad Islámica, que nuevamente, como muchos de estos grupos, es etiquetado como organización terrorista por los gobiernos occidentales. El nombre, que se refiere a Jerusalén en árabe, ganó prominencia después de que el grupo estuvo involucrado en intensos combates con las fuerzas israelíes en el campo de refugiados de Jenin (Cisjordania) en 2002 (Segunda Intifada)

[7] Aunque para muchos, la batalla de “Espada de Al-Quds”, desde 10 hasta el 21 de mayo de 2021, significó una importante pérdida de vidas palestinas, esta confrontación entre las facciones palestinas con el régimen de “Israel”, cambió por completo la trayectoria del conflicto de la región con el régimen ocupante. Con la “Espada de Al-Quds”, el mito de invencibilidad de “Israel” se derrumbó, y sus colonos vieron señales de su colapso que con planes y conspiraciones quería establecer un régimen monstruoso en la tierra de Palestina. Debido a la ineficacia del sistema denominado “Cúpula de Hierro”, por primera vez, las ciudades sionistas como Tel Aviv y otros asentamientos ilegales a lo largo de la zona geográfica palestina han sido blancos de los ataques de Resistencia.

[8] El año 2022 ha sido un año para la esperanza. Por primera vez en muchísimo tiempo, una serie de protestas por el desalojo de familias vecinas del barrio de Sheik Jarrah en Jerusalén Oriental fueron extendiéndose poco a poco culminando con una jornada de huelga general el 18 de mayo. Una huelga en la que participó la población palestina de toda la Palestina histórica (Cisjordania, Jerusalén Este y estado de “Israel”), en una inesperada unidad de acción que hacía mucho tiempo que no sucedía. Así también, una nueva generación de la resistencia palestina ha irrumpido desde mediados del 2022 en diferentes ciudades y aldeas de Cisjordania. Especialmente en Nablus, bajo el nombre de «La guarida de los leones» ( Lion’s Den).

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